Gracias a la labor del emperador Augusto, Écija se formó como una gran ciudad para continuar con el legado a pesar de la caída del Imperio Romano.
Con la llegada de los árabes, descubrieron que Écija se trataba de una tierra muy fértil gracias a la disposición que tenían con el río Genil. Por ello, aprovecharon el emplazamiento estratégico para poder introducir en la ciudad muchos de sus conocimientos sobre el campo.
Fue así como introdujeron algunos cultivos en la zona. Uno de los más interesantes fue el cultivo de regadío de algodón. Este cultivo otorgó a la ciudad un carácter distintivo pues los vecinos de la época comenzar a acuñarla con el sobrenombre de Madînat- al-qutn, que significa “La ciudad del algodón”.
La Cora de Écija perduró desde la organización estatal de Al-Ándalus, en el siglo VIII hasta comienzos del siglo XI. Fue en 1240 cuando la ciudad pasó a depender de la Corona de Castilla. Si quieres ampliar un poco más los conocimientos sobre Écija y la época árabe, te invitamos a leer un post de Artesanos de Écija.